De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron, ahora han sido hechas nuevas.
2 Corintios 5:17 (NBLA)
Tengo un amigo que restaura vehículos; de esos que te hacen voltear a ver mientras vas por la autopista. Sillones rojos, de piel; cromo pulido perfectamente, llantas de cara blanca; cada vehículo es un testigo del amoroso cuidado de su dueño. Antes de que estuvieran listos para la carretera, los levantaron con el gato hidráulico en un taller mecánico y les quitaron el chasís para volver a cablearlos, repararlos y ensamblarlos hasta que tuvieran su diseño original.
¿Te has sentido así alguna vez?, destruido y despintado hasta el chasís, con tu vida hecha pedazos? Quizá tú mismo has sido remolcado a un taller espiritual para que Dios, el Maestro restaurador, renueve tu sistema eléctrico, te repare y te vuelva a armar. Él te hizo, Él te guía y Él sabe exactamente cómo restaurarte a tu estado original; tal como Él te diseño. El salmo 23:3 declara específicamente que Dios es el Pastor que restaura tu alma. Es decir, nuestra mente, voluntad y emociones.
El Salmo 23 no disimula ni evade la verdad de que la vida es difícil. Nosotros atravesamos tinieblas, experimentamos el mal, estamos rodeados por nuestros enemigos. Estas experiencias deforman y agotan nuestra alma, y nos desgastan en la autopista de la vida. Influenciados por el pecado y con un entendimiento limitado, arribamos a conclusiones incompletas acerca de Dios, de nosotros mismos y de los demás. Necesitamos ser restaurados.
Si Dios debe restaurar tu alma hoy, permítele:
- Renovar tu mente, al darte la mente de Cristo (1 Corintios 2:16).
- Reparar tu voluntad, al invitarte a entrar en su voluntad y en su reino (Mateo 6:10).
- Reensamblar tus emociones, al influir en tus deseos y atraerte hacia la alabanza y la gratitud (Salmo 37:4).
Dios sabe que fuiste creado para funcionar, y Él entiende el agotamiento y la disfunción que enfrentas. Nuestro Buen Pastor, Jesucristo, ha venido a guiarte y a restaurarte a tu diseño original. Una vez que Él restaure tu alma en el taller, se complacerá en ponerte en marcha, llevarte a un paseo por la autopista y dejar que los demás te admiren. Tú eres un testimonio del cuidado amoroso de tu dueño.
Oración
Señor, necesitamos que nos restaures. La restauración suena a esperanza, pero está precedida por la entrega. Ayúdanos a relajarnos en tus manos y a esperar pacientemente en ti cuando nos subas con el gato hidráulico en tu taller. Danos la mente de Cristo. Nos rendimos a tu voluntad como ciudadanos de tu reino. Nos rendimos a tus deseos, agradecidos de que depositas tu bondad en nuestro corazón. Gracias, Señor, por ser nuestro Maestro restaurador. En el nombre de Jesús, amén.
Activación
- Invita al Espíritu Santo para que te muestre las formas en que tu alma está agotada. Escríbelas como un acto de entrega, tanto a la realidad de esas cosas difíciles, como a la realidad del tierno cuidado del Señor. Está atento para escuchar cómo responde a tu confesión.
- Pide al Señor que te dé su perspectiva sobre el desafío que estés enfrentando: Señor, ¿dónde estás en esta situación? ¿Qué opinas al respecto? ¿Qué te gustaría mostrarme acerca de ti, de mí y de los demás a través de esto?
Espíritu Santo, ¿qué es lo que me estás diciendo hoy?